Rant
...y así iba, caminando con el sol a cuestas, tratando de discernir si en verdad estaba pintando un cuadro o comiendo uno de los deliciosos mangos de Ganímedes, la luna de Júpiter.
Pero ahora era demasiado tarde, me di cuenta que todo este tiempo el gallo azul había impedido que yo resultara ganador de la lotería de las hamburguesas de pepino. El me odiaba, yo lo odiaba, y no lo ocultábamos, la cúmulo limbus sobre mi cabeza lo sabía, y no le importaba en lo más mínimo.
Por fin llegué, el número 27.421 de la calle de los calcetines sin pareja. Toqué el timbre, produciendo un relajante y alarmante sonido parecido al que producen las vacas cuando se les asusta con una foto tamaño pasaporte de su dueño. Apareció una hermosa mujer de cabellos oscuros, tan oscuros como el fondo del mar durante el día de la bandera.
-"¿Qué se le ofrece, joven?", me preguntó con una mirada llena de absolutamente nada.
Solo pude pronunciar una palabra, estaba cautivado por sus preciosos ojos color agua.
-"Vengoadarlemantenimientoasulavadora", contesté quedamente, intentando ocultar mi fascinación por el acuario de peces voladores que lucía frente a la estatua en honor de una piedra heróica, hecha por las sabías manos de un escultor de piedras, no a escala.
Pero ahora era demasiado tarde, me di cuenta que todo este tiempo el gallo azul había impedido que yo resultara ganador de la lotería de las hamburguesas de pepino. El me odiaba, yo lo odiaba, y no lo ocultábamos, la cúmulo limbus sobre mi cabeza lo sabía, y no le importaba en lo más mínimo.
Por fin llegué, el número 27.421 de la calle de los calcetines sin pareja. Toqué el timbre, produciendo un relajante y alarmante sonido parecido al que producen las vacas cuando se les asusta con una foto tamaño pasaporte de su dueño. Apareció una hermosa mujer de cabellos oscuros, tan oscuros como el fondo del mar durante el día de la bandera.
-"¿Qué se le ofrece, joven?", me preguntó con una mirada llena de absolutamente nada.
Solo pude pronunciar una palabra, estaba cautivado por sus preciosos ojos color agua.
-"Vengoadarlemantenimientoasulavadora", contesté quedamente, intentando ocultar mi fascinación por el acuario de peces voladores que lucía frente a la estatua en honor de una piedra heróica, hecha por las sabías manos de un escultor de piedras, no a escala.